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Aterrizaje en América Latina: Chile

Carmen Aguilar García

Santiago de Chile. Comuna, Santiago (lo que viene siendo el centro). En un edificio de 26 pisos. Una pareja de españoles espera el ascensor. Apenas se está abriendo la puerta, aparece un tercero con una bicicleta. Entran y conversan. Rápidamente lo notan: los tres son españoles.

10 segundos después, el ascensor se detiene en el octavo piso. La pareja tiene que bajarse. Rápidamente intercambian teléfonos. Se verán al día siguiente.

En Santiago de Chile ya es habitual el acento español. Y cada vez con mayor intensidad. En 2012 se extendieron 2.416 permisos de residencia temporal para españoles. El aumento ha sido del 68% desde 2009, cuando se registraban 30.709 españoles. Ahora son 51.768. Llegan, en parte, escupidos por la situación laboral española y, en parte, atraídos por el crecimiento económico de casi el 5% y la estabilidad política y laboral que ofrece el país andino, con una tasa de desempleo del 5,7%. Pero no es el único país que atrae a este lado del océano. América Latina “demanda muchos más profesionales cualificados”, asegura Miguel López, responsable de Marketing y Alianzas de Trabajando.com. “Esto,”, prosigue “unido a que hay una clara afinidad cultural y el uso del mismo idioma, hace que cada vez sean más los profesionales que ven al otro lado del océano una fuente de oportunidades”. Durante el año 2012 emigraron 59.724 españoles. Suponen el 12,5% del total de personas que dejaron el país ese año y son un 7,7% más que en 2011. Entre los diez principales destinos, destacan seis países latinoamericanos, donde Ecuador es con diferencia el que más españoles ha recibido, seguido por Venezuela, Argentina, Colombia, Brasil y Perú, según el Instituto Nacional de Estadística.

Inconvenientes legales

Las ventajas europeas al otro lado del charco se pierden. Ni moneda única ni facilidad de movimiento de personas. Es necesario, incluso, analizar cada país y averiguar cuáles son las restricciones de manera individual. Es lo primero que aconsejan los expertos. Después, informarse de qué tipo de profesiones se demanda (construcción, salud, minería e industrial tienen amplias posibilidades). Y tercero, contactar con las empresas desde España y familiarizarse con foros de expatriados. Es la mejor ayuda. A través de foros de búsqueda de empleo se puede (y debe) enviar curriculum. Por una parte, para probar suerte. La contratación desde España facilita enormemente los trámites. En Chile, por ejemplo, se necesita un contrato de trabajo o una oferta de contrato para poder pedir el visado de trabajador y la cédula de identificación del país. Sin estos documentos, hay dificultades para trabajar, alquilar un piso o habitación, contratar Internet… Y por otra, para tantear el mercado laboral en la especialización en la que se desea trabajar. “Otra estrategia es buscar en las empresas españolas con presencia en el país de destino”, sugiere Miguel López. “Un consejo para el que utilice esta vía: se opta a un puesto en otro país de forma voluntaria, por lo que las condiciones en las que puedes ir no tienen por qué ser las de expatriación”. Y fundamental, recuerda, llevar todos los documentos en vigor y los títulos académicos debidamente homologados.

Inseguridad y estafas

Aún resuena la estafa a los 128 españoles que se trasladaron a Alemania con la promesa de un trabajo y una vivienda. Cuando llegaron, ni lo uno ni lo otro. Habían abandonado familias, hogares y, algunos, empleos. Recuerda, esta historia, a las de los inmigrantes, mayormente de origen africano, que llegaban (y aún llegan) a nuestras costas con la promesa de una vida mejor. Para evitar estos fraudes, se aconseja firmar con empresas conocidas y ser conscientes de lo que es razonable respecto al puesto y condiciones. Promesas excesivamente ventajosas o llamadas a números de teléfono con costes pueden ser indicios de que se esconden puestos ficticios. Recomiendan, además, desde Trabajando.com comprobar los datos de la empresa con los organismos oficiales del país. Pero más que miedo a la estafa, el principal temor para quien baraja el mercado latino es, por un lado, la lejanía; por otro, la inseguridad. Hay países donde la tasa de violencia es mayor que otros. Venezuela, El Salvador, Honduras, Guatemala, México o Brasil tienen índices de delincuencia y crímenes superiores a, por ejemplo, Chile, Argentina o Perú.

Existen zonas más peligrosas que otras. Cierto. Pero, a veces, el miedo proviene del desconocimiento. Lo mejor es contactar con expatriados. Son quienes mejor pueden informar y, en la mayoría de los casos, recibir a los nuevos migrantes. Se convierten en excelentes bastones para los primeros pasos tambaleantes y, hasta en un ascensor, tienden una mano para que el aterrizaje sea más llevadero.

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