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¿CÓMO SUPERAR UN FRACASO? Técnicas para volver a recuperar la ilusión y reelaborar las metas de futuro

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¿Cómo superar un fracaso? Técnicas para volver a recuperar la ilusión y re-elaborar las metas de futuro

Carmen Aguilar García

Antes del pasaporte, los títulos académicos, la ropa o las fotografías familiares, se meten en la maleta ilusiones. Sueños que llevan varias semanas o meses gestándose. Ideas que, al igual que la oruga se transforma en mariposa, éstas se convierten en metas concretas: encontrar un trabajo, alquilar un bonito apartamento, conocer a gente, descubrir una nueva ciudad… Pero, ¿qué pasa si no se alcanzan estos objetivos? ¿Qué pasa si se fracasa? Quien arriesga y se lanza ha vencido la primera barrera del miedo al fracaso. Pero esa aventura puede salir bien o mal. ¿Cómo reponerse, pues, si no se cumplen los sueños? Según la psicóloga Iria Malde Modino, la personalidad y las experiencias previas de cada individuo determinan cómo afronta cada uno esta frustración. La respuesta, dice la psicóloga, “puede ser desadaptativa (huída, autocrítica no constructiva -no valgo para nada, soy un fracasado, nada de lo que me propongo lo consigo- o incluso comportamiento agresivo); o bien, adaptativa (asimilación de la situación, reparación personal para no cesar en la consecución de esas metas y tomar ese fracaso como algo puntual y no como un rasgo permanente de nuestra personalidad).

Generalmente, el fracaso viene acompañado de desánimo, victimismo, temor, pérdida de confianza, frustración… El tópico “aprende de tus errores y vuelve a empezar” cuesta ponerlo en práctica. Y más aún comprender aquello de que los errores ayudan a fortalecer la personalidad.

Los expertos suelen coincidir en algunas técnicas para superar las adversidades personales:

¿Fracasar para luego tener éxito?

Si fracasar implica aprender; nuevas metas es sinónimo de otra posibilidad de éxito, con el añadido de un mayor conocimiento sobre nosotros mismos. Sin embargo, Malde Modino recuerda que el fracaso puede ser un “arma de doble filo”; ya que si la respuesta ante esta situación negativa es “desadaptiva”, puede generarse una sensación en el individuo en la que interioriza que sus esfuerzos no tienen éxito y que las condiciones negativas en su vida se producen de forma aleatoria, “generando una conducta pasiva y carente de motivación”.

Volver a casa

Los principales motivos para el cambio de rumbo suelen ser económicos y laborales. Si se fracasa en la aventura en el extranjero, las consecuencias no solo son psicológicas, como se ha analizado, sino que ha habido una pérdida de tiempo y dinero y un coste de oportunidad, el de poder haber invertido esos recursos en otra idea. Si además, añade la psicóloga, hay que volver a casa, se tendrán que dar explicaciones a familiares y amigos, “lo que puede acentuar el sentimiento de fracaso y menoscabo en su autoestima”. Ante esta situación, existe la tentación de esconder el fracaso. Ocultar el error, sin embargo, perjudica más que beneficia. Si el entorno social no es partícipe de esta situación, no lo sabe, no podrán ayudar y el individuo no podrá aprovecharse de su apoyo. Sin ayuda, la persona podría no afrontar de forma adecuada esta caída y se entre en el bloqueo.

Contar las emociones, pensamientos e ideas a otros tiene una doble ventaja. Por un lado, se obtienen consejos de otras personas, con otras ideas y otras personalidades. Por otro, oírse a uno mismo en voz alta ayuda a reestructurarse y analizar la situación. No obstante, existe un miedo al estigma del fracasado; aunque según Iria Malde, la crisis económica ha generado un sentimiento social de empatía con situaciones de fracaso. “El estigma más peligroso”, añade por tanto, “es el que la propia persona se adjudica y que le puede hacer caer en ciertos desórdenes emocionales que le impedirán avanzar y se generará un importante hándicap”. “Es por ello”, continúa, “necesario volver a reelaborar los proyectos” con los que se emigró y “tomar ese fracaso como una caída, pero no como una tendencia”. Es ésta la parte más difícil, pero cuando se tomó la decisión de arriesgar y emigrar, escondido en el forro de la maleta, también viajaban el éxito y/o el fracaso.

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