Los 8 lugares más aislados del mundo
Nosotros, Ciudadanos “on”, con el deseo, cada vez más fuerte, de desaparecer y cambiar a “off”. Sí, porque la vida de ciudadanos en continua conexión tendrá seguramente su lado positivo, pero en ciertas ocasiones uno tiene ganas de abandonar todo y convertirse en Robinson Crusoe: inaccesible.Pero el deseo de transformarse en fantasmas hoy, no es fácil de alcanzar. ¿Cómo alejarse de una Red que parece tragarse incluso los sentimientos, nos empuja utilizar continuamente links, y a comunicar también cuando no tenemos nada que decir? No es nada fácil ser invisible en los tempos que corren. Pero también en la era de Internet existe la tentación de desconectarse, convertirse en “líquidos” por decirlo a la Bauman, y cortar por lo menos con las relaciones más asfixiantes. ¿Cómo? Forbes parece venir a nuestro encuentro y ofrecernos una interesante lista de lugares, dónde poder convertirnos en “wanted”.
Recientemente, el célebre magazine económico americano ha subrayado ocho lugares, dónde se podría pasar el resto de la vida sin la obligación de aceptar peticiones de amistad, muchas veces aceptadas por el miedo a ser etiquetados cómo maleducados. Ocho localidades dispersas por el planeta, dónde: el teléfono móvil no tiene cobertura, no existe la posibilidad de conectarse a Internet y se puede vivir como el célebre personaje de Daniel Defoe.
El primer lugar aislado y señalado por Forbes es Tristán de Acuña, un archipiélago en el Océano Atlántico. Territorio británico, y aproximadamente a 2000 kilómetros de Santa Elena, la isla dónde murió exiliado Napoleón Bonaparte. Habitado por 300 habitantes, este territorio, es considerado uno de los ángulos más perdidos de la Tierra. Se tarda en llegar seis días de viaje solo en barco, desde la Ciudad del Cabo y recorriendo unos 3.000 km de mar. El lugar conserva un estrecha relación con la Liguria (Italia): dos marineros de Camogli, Andrea Repetto y Gaetano Lavarello, en 1892, naufragaron en la isla con el bergantín «Italia» y decidieron quedarse para siempre. Hoy, algunos habitantes mantienen los mismos apellidos, mientras el hospital del archipiélago se llama «Camogli Hospital».
Otro territorio verdaderamente lejano, pero fascinante, es el del archipiélago de Socotra, en el Océano ?ndico. Compuesto por cuatro pequeñas islas, que se encuentran a 300 km de la costa de Somalia. Socotra es, desde el 2008, patrimonio de la Humanidad. Por cuatro meses las islas fueron inaccesibles a causa de las tormentas monzónicas. Además, la falta de aterrizajes seguros hace de este lugar poco acogedor también el resto del año. El archipiélago, que cuenta con 45.000 habitantes y al que se puede llegar en avión, con dos vuelos a la semana desde el Yemen o en barco, es único desde el punto de vista naturalista. Parece que el 37% de las 825 especies de plantas presentes en las islas sean únicas en el mundo. Raros son también los diferentes reptiles y aves que pueblan el archipiélago.
El tercer lugar aislado es la Región del Darién o el Tapón del Darién, la inmensa jungla que divide Colombia de Panamá, dónde faltan carreteras asfaltadas y el territorio está controlado por guerrilleros colombianos. De vez en cuando hay aventureros que organizan expediciones para explorar estos lugares poco conocidos. Los riesgos son muchos. Aquí es difícil encontrar turistas, podrían ser raptados por narcotraficantes colombianos.
Si os gusta el frío y los lugares sin límites, podréis elegir la Laguna de San Rafael en la Patagonia chilena. Si trata de un parque natural, accesible desde Puerto Montt solo en barco. Es conocida por la pesca, la rica vegetación y las impresionantes cadenas montañosas. Declarada en 1979 Reserva de la Biosfera de la Unesco, la Laguna de San Rafael es caracteriza por continuas precipitaciones y por enormes placas de hielo que se desprenden del continente y flotan en el mar.
Otro lugar a tener en cuenta, aconsejado por la revista, es el interior de Mongolia. Llegar hasta Ulán Bator, la capital de este Estado con salida al mar y temperaturas extremas, no es complicado. Se puede coger un avión desde Moscú o Pekín. Aquí se podrán disfrutar de los pasatiempos populares, que son la equitación y la cetrería, y gozar de la hospitalidad de su gente. Después el viaje continua hacia el desierto de Gobi y hacia la taiga, un denso bosque siempre verde.
Encontramos además, el Parque nacional de Auyuittuq, en Canadá. Inaccesible cuando en junio el hielo se está rompiendo y en octubre cuando, por el contrario, se está congelando. En verano se puede llegar en barco, mientras que en invierno solo en motonieve. Los aspectos negativos que tiene: la presencia en primavera de osos polares, la casi total oscuridad también en las horas del día y el riesgo de hipotermia en invierno.
Después está la península de Kamchatka, en el extremo oriente siberiano. Habitada por 450.000 personas y de una dimensión de 470.000 km², este territorio está lleno de volcanes, géiser y bosques. Famoso por el esquí y la pesca de la trucha, es peligroso por la presencia de tantos depredadores, entre ellos los osos pardos, linces y lobos y por sus 29 volcanes activos a día de hoy.
Para terminar, el Estado de la Papúa Nueva Guinea. Se puede llegar en avión desde Australia. Tiene fabulosas playas y mágicas panorámicas. Es uno de los lugares del mundo, dónde la cobertura de teléfonos móviles es todavía limitada. Además, desde hace años es escenario de guerras tribales.
Solo un apunte a Defoe. Sí el pirata Selkirk fuera hoy abandonado en una isla del archipiélago de Juan Fernández no tendría problemas para volver a casa. Cada día hay diferentes vuelos que unen estas islas con Santiago, la capital de Chipre, y cada día desembarcan en la isla de Robinson Crusoe centenares de turistas.
Traducción de Cristina Yuste Hernández
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